viernes, 26 de febrero de 2010


Las emociones me controlan, me obligan a esconderme en un lugar seguro, el silencio.

Mi mente esta distante de lo que mi corazón siente. Si yo lo digo es real, y las únicas palabras que conozco son las de destrucción, por eso prefiero permanecer callada. No puedo acercarme a ellos, si lo hiciera me enredaría en mi misma y me derrumbaría. Tal vez parezca estar hecha de un corazón de piedra pero realmente solo es tiza, y me produce un profundo miedo encarar la posibilidad de convertirme en polvo facilmente.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Reversible


Llámame reversible, o llámame verbo, o llámame como te de la gana, no creo tener reverso alguno, ni más de una cara...aunque soy un tanto enrevesada, he de admitirlo...

frió, calor, noche y día. Extremos, polos contrarios atrayéndose, el campo magnético terrestre hace tiempo que quedó invertido.

Llámame reversible, dame la vuelta cuantas veces quieras, ya lo has hecho, consciente o inconsciente de ello me has invertido tantas veces como yo misma lo hecho.

Palabras que se enredan e invierten, la imaginación volando feroz y velozmente, el tiempo, tiempo que transcurre lento en esta habitación, y a gran velocidad fuera de esta.

Cuando hace sol, pido que no venga hoy a verme, cuando todo es niebla y sombra, busco caminando por la acera pequeños resquicios de sol, así que, decir, que si hay algo por lo que puedas llamarme reversible, ha de ser por esto.

lunes, 22 de febrero de 2010

Calle de las farolas fundidas.


Quiero ser...solía decir(te)

Quiero ser, tu todo distorsionado, tu nada en una noche, y en todas las madrugadas, una palabra, un verso mal escrito pero perfectamente sentido.


Quiero ser, esa sonrisa, la que me venia a buscar todas las mañanas, mejor dicho, a todas horas, en mi cama vacía, en mis paredes blancas, en mis noches de insomnio, mi tiempo pequeño, tiempo, que tu hiciste gigante y eterno.


Y hoy me pregunto para que los puntos, si todo acaba en suspensivos...


Y te echo de menos, y me pregunto como se puede echar de menos a alguien que aun duerme en mi mismo lecho, que se enreda en las mismas sabanas, que comparte edredón conmigo, que su sueño profundo es mi perpetuo desvelo..


Quiero que vuelvas, pero es que, veras, estas aquí en realidad, pero hace mucho tiempo que te miro desde una ventana con rejas, la mía, y que no te dejo pasar.


Igual que evito dejar entrar los rayos de sol de agosto e igual que evito cruzarme con miradas conocidas/desconocidas cuando camino por mi calle, y sabes, también, que es la calle de las farolas fundidas.











Si supieras todo lo que llevo dentro, pero es que ya hace demasiado tiempo que soy la palabra silencio en un suelo en vertical, y es tan difícil retroceder como avanzar, y es mas fácil dejar de ser, que volver a ser lo.

Páginas vaciás.


Hace días(incluso meses.)que siento miedo, un miedo increíble y aterrador, que no se ni como darle forma con las palabras... Se esta acercando el día, y hoy más que nunca, hoy casi puedo olerlo y soy consciente de que en breve podre tocarlo, y tengo un miedo infinito, miedo a no estar a la altura, a asfixiarme, y a dejar de mirarme por dentro, a perder mi esencia, a coartar me.

Yo decidí hace mucho tiempo compartír mis días con ella, y ahora siento tantísimo vértigo.

He contemplado la situación desde fuera, y ahora que me toca meterme dentro no se si estoy preparada, pensaba que pre-ocupándome luego resultaría más sencillo ocuparme. Pero lo único que he conseguido es meterme ese miedo dentro, y ya no se como sacarlo de mí, como escupirlo. Debería sentirme feliz, increíblemente feliz, y lo que me siento es cobarde, tremendamente cobarde. Y minúscula, minúscula ante una situación que pienso que se me va a quedar grande.

Soñado con esto, ella y yo, nuestra casa, el día a día, chocolate y palomitas.

No debería soñar tanto, no debería idealizar tanto las cosas.

Quiero emprender este aventura, rellenar las tantísimas páginas que aun quedan vacías, pero, ya lo he dicho, temo no estar a la altura.

sábado, 20 de febrero de 2010

Domestícame.


ENTONCES apareció el zorro:

-¡Buenos días!-dijo el zorro.
-¡Buenos días!-respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vio nada.
-Estoy aquí, bajo el manzano-dijo la voz.
-¿Quién eres tú?-preguntó el principito-.¡Qué bonito eres!
-Soy un zorro-dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo-le propuso el principito-,¡estoy tan triste!


-No puedo jugar contigo-dijo el zorro-, no estoy domesticado.


¡Ah, perdón!-dijo el principito.
Pero después de una breve reflexión, añadió:


-¿Qué significa "domesticar"?


-Tú no eres de aquí -dijo el zorro-¿qué buscas?

-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y capaz. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"?-volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos..."


-¿Crear lazos?


-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a
otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...

-Comienzo a comprender -dijo el principio-. Hay una flor...creo que ella me ha domesticado...
-Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.
El zorro pareció intrigado:
-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¿Qué interesante! ¿Y gallinas?
-No.
-Nada es perfecto - suspiró el zorro.
Y después volviendo a su idea:

-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de Sol. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¿mira" ¿Ves allá los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¿Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorando también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

El zorro se calló y miró un buen rato al principito:


-Por favor...domestícame- le dijo.

-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¿Si quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? -preguntó el principito.
-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me di´ras nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
El principito volvío al día siguiente.


-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuando más avance la hora, más feliz me sentir.e- A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad.
Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo prepara mi corazón...Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejempo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo. todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.


De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de partida:


-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
- Y vas a llorar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zorro- he ganado a causa del color del trigo.
Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:


-No son nada, ni en nada se parece a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

Y volvió con el zorro.


-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.

-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido en ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella...-repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo


Antoine de Saint Exupery EL PRINCIPITO

jueves, 18 de febrero de 2010

Ya no me quedan casualidades buenas. La culpa es mía, que las gaste muy rapido.


Hace días que me planteo que no soy tan valiente como creía, que no tengo esa valentía de la que tanto presumía, me he dado cuenta de que toda yo soy moléculas de un mismo átomo llamado cobardía. Aquel día que pise esa ciudad, ciudad que tantísimas veces ya antes había pisado, por otra mirada, una menos oscura(pero he de admitir que la tuya era mucha más cautivadora y profunda...)Tanto, que allí mismo acabe encontrándome con otra mirada(lo que yo no sabía, hasta hace pocos días es que esa mirada era, propiamente, la mía)

Por no repetir una misma historia, me perdí la tuya, la nuestra, la mía.

Suerte que no creo en las segundas partes, y no tan buena suerte es seguir pensando en que hubiera pasado si yo no hubiera sido(y fuera)tan sumamente cobarde.





Podría contar mi vida uniendo casualidades.

miércoles, 17 de febrero de 2010


No se muy bien en que momento me desperté, en que palabra, lugar o circunstancia.

Diría, quizá, que fue la primera vez que tuve que coger sola un autobús, o prepararme un sandwish de atún.





(No puedo seguir fingiendo que no pasa nada, que la magia y los cuentos siguen aquí.)