jueves, 18 de febrero de 2010

Ya no me quedan casualidades buenas. La culpa es mía, que las gaste muy rapido.


Hace días que me planteo que no soy tan valiente como creía, que no tengo esa valentía de la que tanto presumía, me he dado cuenta de que toda yo soy moléculas de un mismo átomo llamado cobardía. Aquel día que pise esa ciudad, ciudad que tantísimas veces ya antes había pisado, por otra mirada, una menos oscura(pero he de admitir que la tuya era mucha más cautivadora y profunda...)Tanto, que allí mismo acabe encontrándome con otra mirada(lo que yo no sabía, hasta hace pocos días es que esa mirada era, propiamente, la mía)

Por no repetir una misma historia, me perdí la tuya, la nuestra, la mía.

Suerte que no creo en las segundas partes, y no tan buena suerte es seguir pensando en que hubiera pasado si yo no hubiera sido(y fuera)tan sumamente cobarde.





Podría contar mi vida uniendo casualidades.

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